martes, 23 de abril de 2013

TORTUGAS

TORTUGAS
Existen diferentes tortugas, pero dependiendo de su hábitat podríamos clasificarlas en dos grupos: las tortugas de agua y las tortugas terrestres. En esta ocasión veremos diferentes variedades de las tortugas terrestres.

Mascota: Reptil
Familia: Testudínicos (Testudinae)
Grupo: Quelonios (Quelonia)
Origen: Argentina
Tamaño: Según la especie
Descripción:
Las tortugas terrestres son reptiles tranquilos y muy pacíficos que cada vez encuentran mayor aceptación como mascotas. Existen muchas especies diferentes: Tortuga Mediterránea o Tortuga de Hermann, Tortuga Estrellada (Geochelone radiata), Tortuga Rusa (Agrionemys horsfieldii), Tortuga Argentina (Geochelone chilensis)... Esta última es una especie protegida en peligro de extinción y está prohibida su venta.
Rasgos físicos:
Las tortugas son reptiles poseen un caparazón dorsal formado por placas perfectamente estructuradas y compactas que se une al plastrón (parte inferior de la coraza) a través de una pasarela lateral. Es imposible separar una tortuga de su caparazón, ya que las costillas están unidas a este último.
A pesar de no tener dientes, es conveniente tener cuidado con su mordedura, ya que poseen una boca puntiaguda compuesta por una membrana muy dura y unas mandíbulas muy fuertes. Por otra parte, su cuello es muy largo y flexible, pueden estirarlo o encogerlo rápidamente cuando lo deseen.
En condiciones óptimas pueden llegar a vivir muchos años. De media suelen alcanzar los 50-60 años, pero no es raro que lleguen hasta los 80 o incluso los superen.
Alimentación:
La tortuga terrestre es un animal principalmente herbívoro. Su dieta debe ser lo más variada posible, manteniendo una proporción del 90% de vegetales y 10% de frutas.
El calcio y el fósforo son elementos muy importantes en la alimentación de la tortuga terrestre, ya que de ellos está compuesto su caparazón y los necesita para mantenerlo fuerte y sano. Hay que tener en cuenta la proporción entre ambos elementos: son más adecuados los alimentos con más calcio que fósforo (higos secos, espinacas, hojas de brócoli, diente de león, acelga, perejil...). Esto no significa que no pueda comer otros vegetales (tomate, lechuga, zanahoria, pepino o calabacín) y frutas (manzana, melón...). Lo mejor es ofrecerle una dieta completa que incluya todos estos alimentos.
Pueden acostumbrarse a comer alimentos preparados en forma de pellets, o insectos como las larvas de mosquito.
Deben comer varias veces al día en pequeñas raciones ya que tienen un metabolismo muy lento. Es importante que la comida y el agua estén a temperatura ambiente. Los vegetales deben estar bien limpios y libres de herbicidas o pesticidas. Lo mejor es servirlos picados y mezclados.
Algunas plantas, como la azalea, son tóxicas por lo que hay que procurar que no pueda acceder a ellas.
Reproducción:
Las tortugas son ovíparas, es decir, se reproducen por huevos. Las hembras alcanzan la edad de reproducción a los 12 años aproximadamente y según la especie pondrán más o menos huevos, aunque la media está en 8. La madre buscará un lugar apropiado para la puesta. Hará un agujero de unos 10 cm. en el suelo ayudándose de las patas traseras y dejará que los huevos caigan en él. Después lo tapará nuevamente utilizando las patas de atrás.
En su hábitat natural la época de reproducción transcurre durante la primavera y el verano, cuando las condiciones ambientales son más agradables. No obstante, en cautiverio esta época no está definida ya que la temperatura y la humedad se mantienen constantes durante todo el año. Puede suceder que la hembra ponga huevos sin que un macho la haya fecundado, pero esos huevos no serán fértiles.
Terrario:
Aunque son muy lentas, a las tortugas terrestres les encanta caminar, por lo que necesitan un espacio muy amplio para vivir cómodamente. Si su habitáculo no es los suficientemente grande hay que permitir que la tortuga salga y ande por la casa cuando lo necesite.
En el terrario debe tener un refugio para resguardarse del calor o durante la época de hibernación (otoño-invierno): En su estado natural, las tortugas necesitan calor para estar activas y durante los meses más fríos se refugian para hibernar. Sin embargo, en cautiverio, dado que las condiciones ambientales se mantienen estables durante todo el año, es habitual que el período de hibernación vaya disminuyendo progresivamente hasta desaparecer.
No necesitan disponer de un sitio específico para nadar como las tortugas acuáticas, pero de vez en cuando disfrutan dándose un baño por lo que es recomendable poner a su disposición una bañera no muy honda donde pueda refrescarse.
Otro de los elementos esenciales es el bebedero, que debe ser poco profundo y pesado para que no pueda volcarlo.
Por otro lado, las tortugas no pueden generar calor por sí solas, son animales poiquilotermos y su temperatura corporal está condicionada por la del ambiente en el que viven. El terrario debe disponer de una fuente de calor constante y la mejor opción es instalar un radiador.
La iluminación también es muy importante. Los rayos del sol ayudan a los reptiles a fijar el calcio y a producir vitaminas. Por eso, es necesario equipar el recinto con un sistema de iluminación artificial que le proporcione rayos UVA y UVB.
El sustrato debe permitir que el animal pueda enterrarse. Lo más recomendable es una combinación entre tierra, mantillo y arena, según la especie. Las tortugas desérticas por ejemplo, necesitan una proporción mayor de arena, mientras que las tropicales requieren más cantidad de tierra para mantener la humedad ambiental.
En zonas templadas donde la temperatura por la noche no baje de los 18 grados, la tortuga puede vivir en el jardín siempre que esté acondicionado para que no pueda escaparse y no corra ningún peligro.
Cuidados:
Aunque no lo parezca, las tortugas son animales muy delicados que hay que manipular con mucho cuidado. Hay que protegerla de otras mascotas (gatos, perros, conejos...) que pueden confundirla con un juguete y dañarla, así como explicar a los más pequeños cómo deben tratarla. Procura que no pueda acceder a lugares peligrosos como escaleras, estanques o agujeros. Deja que tome el sol con frecuencia y que camine todo el tiempo que quiera. No la obligues a salir de su refugio o a desenterrarse, puede ser perjudicial para ella


 

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