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Alimentación. |
Si queremos que el perro nos dure mucho tiempo, y que esté sano, hay que
comenzar por darle bien de comer. Esto no significa darle de comer hasta
reventar: hay que tener en cuenta la calidad y la cantidad de lo que come,
exactamente igual que haríamos para con una persona.
Antiguamente se
consideraba al perro como poco más que el “cubo de la basura” de la cocina. Es
cierto que un perro se come todo (o casi todo) lo que le den sus amos, pero una
alimentación a base de sobras no es exactamente lo mejor que se le puede dar.
Tan malo como que viva de sobras, es darle solo carne y huesos. El
aparato digestivo de un perro es el de un animal carnívoro. Sin embargo, la
convivencia con los humanos ha hecho que se adapten a una dieta mucho más
variada, y hoy en día necesitan algo más que carne.
Como esto no es una
enciclopedia culinaria canina, no entraremos en detalles de elaboración de menús
ni descripción de dietas. Lo que vamos a hacer es listar una serie de detalles a
tener en cuenta, y algunos consejos útiles.
- No hace falta complicarse con el menú. Hoy se pueden encontrar en los
comercios suficiente cantidad de piensos que ya están pensados para que el perro
esté bien alimentado. No tengas reparos en preguntar a tu veterinario favorito,
o mejor aún, al criador que te ha vendido el perro (si le has conseguido de esta
forma). Ellos te aconsejarán bien en base a su experiencia. Si el perro es de
raza, es más interesante hablar con el criador (esto es mi opinión personal), ya
que suele tener conocimientos más detallados acerca de esa raza de perro, y te
puede aconsejar si es conveniente añadir algún tipo de complemento al pienso, de
acuerdo con las características del perro en cuestión.
- Dale siempre de comer a la misma hora. Un perro sano funciona como un reloj
y te ayudará a controlar el cuando realiza sus necesidades. De esta forma
puedes organizar el día (comidas y paseos) con más facilidad.
- Tan malo es darle demasiada comida como demasiada poca. Además, el tipo y
cantidad de comida que se le ha de dar varía con su edad y su desarrollo.
Pregunta al criador o al veterinario.
- No le dejes nunca el plato lleno a rebosar para que coma cuanto le venga en
gana, porque un perro gordo ya no adelgaza jamás, y le acortas la vida. Además
siempre es bueno que se quede con “un poquito” de hambre (tendrás un perro más
alerta y despierto) pero sin que esté famélico (porque se largará con el primero
que le dé algo de comer).
- Enseñale a comer como es debido. Ponle la comida en el plato, y si se hace
el remolón, a los 15 minutos se la quitas (sin compasión). Aprenderá a comer sin
entretenerse.
- La ración diaria, es conveniente repartirsela en tres comidas (a los
cachorros) y en dos (a los adultos). Es normal que en el caso de los adultos se
les dé una sola comida diaria, pero yo le encuentro pocas ventajas y bastantes
inconvenientes. Con una sola comida, de una a la siguiente pasan 24 horas en las
que el animal no prueba bocado, y en el rato de después de comer tiene el
estómago lleno hasta los topes, con lo que aumenta el riesgo de torsión
gástrica, sobre todo si es un perro grande.
- El perro siempre ha de tener a mano agua fresca y limpia. En verano, a
veces, es conveniente racionarsela un poco, pues si bebe en exceso le puede
provocar diarreas (la forma de saber que el perro está bebiendo demasiado es
cuando necesitas una fregona en vez de un papel de periódico, para recoger sus
deposiciones).
- No debe darsele comida fuera de horario, o siempre estará pidiendo. Y jamás
se le debe dar comida de la nuestra mientras estamos en la mesa, menos aún si es
un cachorrillo. Hacerlo, causa dos problemas: 1) siempre estará pidiendo cada
vez que te sientes a comer (y ya no le quitas la costumbre en la vida), 2) es
muy probable que rechace su comida; si comer de tu plato le gusta, dirá en
adelante que “el pienso, te lo comes tú”. Y para quitarle esta costumbre tendrás
que hacerle pasar hambre.
- Si el perro está sano y no ha cogido malas costumbres, el hecho de que no
coma, o solo coma parte de lo que le dejas en el plato, puede deberse a estas
causas:
- Ya está saciado. Basta con reducirle un poco la ración diaria para arreglar
el problema. Se sabe que es este el caso, si aparte del hecho de no comer, el
perro sigue estando alegre y activo.
- El perro "sabe" que ha comido lo suficiente, en relación al ejercicio que
hace. Posiblemente le paseas poco, y el perro deja de comer, instintivamente,
cuando ya ha satisfecho sus necesidades.
- Hace mucho calor. Si es este el caso, no le obligues a comer, o ponle la
comida después del atardecer, cuando el calor disminuya.
- Está aburrido de la comida. A veces pasa. Puedes “condimentarsela” un poco,
por ejemplo, mezclandole con la comida media sardina en aceite (de lata). Si
come como una fiera, es que ya estaba harto de que la comida siempre tenga el
mismo sabor.
- Está enfermo. Normalmente habrá otras señales adicionales, además de la
falta de apetito. Vigilalé.
Cuando debas cambiarle el tipo de comida (por ejemplo, de pienso para
cachorros a pienso para adultos) no lo hagas de golpe sino gradualmente,
mezclando ambos tipos de comida y variando la proporción de la mezcla, poco a
poco, hasta el nuevo tipo de comida.
Si un día se te antoja darle carne en vez de su pienso (no te lo aconsejo,
pero tu sabrás), no se la des nunca cruda. Cuecela un poco, al menos. Evitarás
problemas digestivos por la falta de costumbre, además de eliminar el riesgo de
parásitos. Recuerda además que la carne cruda le deja un aliento asqueroso y le
provoca ventosidades, que luego tendrás que aguantar. Y recuerda que la próxima
vez que le pongas el pienso va a decir que “pa’ tí”.
Puedes darle huesos para roer, de vez en cuando (no muy a menudo o tomará
exceso de calcio y a la larga tendrá problemas). Dale huesos grandes: la rodilla
de ternera es ideal, despues de cocerla un poco (hasta puedes aprovechar tú el
caldo, para una sopa). Huesos pequeños (de pollo, de conejo...) no se los des
nunca, los astillará y tragará casi enteros. Si no se le atraviesan en la
garganta, lo cual implicará visita al veterinario de urgencias, sufrirá después
cuando vaya a defecar.
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Cuidados. |
En cuanto el perro entre en casa por primera
vez, haz una visita al veterinario, para que haga una revisión de su estado
general, establezca un calendario de vacunas y desparasitaciones, te ayude a
organizar su dieta, y en general, haga todo lo necesario relacionado con la
salud del perro. Y no olvides que tienes que visitarle periodicamente. Para más
detalles sobre los aspectos sanitarios mira en las páginas de
salud.
Del mismo modo que ha de comer regularmente, el
perro ha de realizar ejercicio regularmente. Trata de ser estable e imponer unos
horarios fijos para ambas cosas. El perro lo agradecerá y te hará la vida más
fácil. En cuanto a la duración de los paseos, la única regla es que cuanto más,
mejor. Posiblemente el perro estará encerrado en casa la mayor parte del día,
pero no está diseñado para la inmovilidad. La falta de ejercicio puede causar
problemas de salud y carácter al animal, por no hablar de que te puede destrozar
la casa por simple aburrimiento. Las distintas razas de perros tienen distintas
necesidades, por lo que puede ser conveniente averiguar primero cual es la más
adecuada para el tipo de vida que intentas darles. Mira más información respecto
a este tema en las páginas de la elección
del perro.
No todos los perros se adaptan igual a
todos los ambientes, pero hay más margen del que normalmente se cree. Por
ejemplo, un perro grande tipo pastor alemán puede vivir perfectamente en un
apartamento no muy grande, siempre y cuando se lo compenses con un ejercicio
regular y adecuado. Mira más detalles en las páginas de acondicionamiento de la vivienda.
Si tienes
espacio suficiente, le puedes hacer una “cama” particular (¡y enseñarle a que no
use otra cosa!), o hacerle usar una manta en el suelo. En cualquier caso no
debes dejarle dormir en tu cama (de cachorro es un encanto, parece un peluche,
pero si es de una raza que llega a pesar 50 Kg, te acabarás arrepintiendo).
Recuerda que cualquier costumbre que adquiera de cachorro, es muy difícil
quitarsela después.
Cuando el perro ha aprendido a contener sus
necesidades y no ensuciar en casa (ver páginas de educación del
perro), el animal se aguantará hasta reventar, antes que manchar el suelo.
No le hagas sufrir innecesariamente. La regularidad de horarios es importante,
de este modo el perro sabrá “cuando le toca” y hasta cuando debe de aguantarse.
Enseñalé a hacerlo en los lugares adecuados, y recoge sus deposiciones (si no lo
tienes claro, visita las páginas sobre "educación
del amo” ;-)
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Higiene. |
En esta sección se indican los cuidados habituales que hay que darle al
perro, en el aspecto de la higiene. Si se practican con regularidad se evitarán
problemas mayores, que en casos extremos podrían agravarse y llegar a precisar
atención veterinaria o, peor aún, ser fuente de contagio de enfermedades a las
personas que viven con el perro.
El principal problema es que se ensucian (sobre todo
si el perro vive en la ciudad, a causa de la contaminación). Normalmente, esta
suciedad se elimina en forma de legañas, que se le pueden limpiar con un
paño húmedo. No hay que dejar que se acumulen hasta que al perro le molesten
tanto que se frote con la pata.
En perros viejos, o a causa de una
enfermedad o lesión, puede haber dificultades para mantener la humedad del ojo.
En este caso conviene hacer una limpieza regularmente, previa consulta al
veterinario para que indique el producto a usar adecuado.
Si se acumula cerumen hay que quitarlo
cuidadosamente, tal como haríamos en el caso de una persona. Pero hay que
hacerlo con mucho más cuidado, ya que por la forma de las orejas del perro, si
simplemente soltamos las escamas de cera, caerán al interior, pudiendole dañar
el conducto auditivo. Si no estamos seguros de cómo hacerlo es mejor dejarlo en
manos de un profesional.
Hay que prestar atención especial a los perros
de razas que tienen las orejas caidas, que además de acumular la suciedad
"normal", pueden convertirse en nidos de parásitos.
Hay que controlarlos para evitar la aparición de
caries. De entrada, el perro no debería comer jamás dulces, azucar o
chocolate.Si aparecen caries, sarro, o por accidente se rompe un diente, hay que
visitar al veterinario de inmediato.
A nivel más cotidiano, basta con
darle regularmente trozos de pan duro y seco. Al masticarlo, el perro hace su
propia limpieza. También se le pueden cepillar los dientes con un dentífrico o
bicarbonato (si se deja... posiblemente decidas que el pan duro es una opción
mucho mejor ;-)
A un perro que vive en el campo, se le desgastarán
naturalmente. Si estamos en la ciudad es más complicado. Lo más probable es que
le crezcan hasta el punto de resultar molestas para él y para las personas con
las que convive, y en el peor de los casos dificultan sus andares. Por todo ello
resultará imprescindible cortarselas, pero es una tarea muy delicada (no son
como las de las personas), por lo que es conveniente acudir al veterinario.
Dependiendo de la raza, basta un cepillado, o es
necesario visitar al peluquero. En perros de pastor alemán conviene hacerle un
cepillado a la semana, para quitarle pelos muertos y polvo. La grasa natural que
el perro segrega bastará, junto con ese cepillado, para que mantenga el pelo
limpio y brillante. En el periodo de muda (normalmente va parejo a los cambios
de estación: pelo de verano y pelo de invierno) hay que aumentar la frecuencia
del cepillado.
El cepillo ha de ser tal que arrastre los pelos sueltos,
pero no llegue a arrancar pelo por si mismo.
El baño debe darse un par de veces al año, como
máximo, y nunca a cachorros de menos de seis meses. El cepillado periódico y la
propia secreción grasa del perro sirven para mantenerle limpio el resto del
tiempo. El baño sirve para quitarle malos olores, colaborar en la caida del pelo
viejo, y eliminar parásitos.
El agua no ha de estar ni muy fría ni muy
caliente (a unos 38º como máximo), y ha de usarse jabón neutro o champú para
perros. Debe evitarse que le entre agua en ojos y orejas. También hay que evitar
que el perro se enfríe mientras está aún mojado, por lo que se le debe secar
bién, con una toalla o un secador (cuidando de no quemarle el pelo).
Si
el perro se moja accidentalmente (por ejemplo con lluvia), hay que meterle en
casa lo antes posible y secarle bien, y si es posible, manteniendole en
movimiento. Esto vale también mientras se está mojando: no hay que permitir que
se quede quieto hasta que se le pueda secar.
- Eliminación de parásitos externos.
Los problemas y
enfermedades que causan los parásitos externos se tratan en las páginas de salud. Aquí tan solo se indican
algunos trucos para tratar con esos huéspedes indeseados.
- Pulgas.
- Un indicio de que hay pulgas es que el perro se rasca a
menudo. Si se da el caso hay que mirar a ver si se las vé. En caso afirmativo,
no hay más remedio que usar un insecticida. También puede ser conveniente dar al
perro un baño con alguna loción antiparásitos. No hay que olvidar desinfectar
los lugares de la casa donde el perro se tumba habitualmente, ni cualquier otra
cosa que use (mantas, etc...). Los collares antiparásitos suelen ser una buena
prevención, pero tienen una duración limitada, por lo que es conveniente leer
bien las instrucciones.
- Garrapatas.
- Se adhieren a la piel más fina
del perro (orejas, axilas e ingles), por lo que conviene revisar periódicamente
estas zonas y sus alrededores. Nunca deben arrancarse, ya que se rompen, dejando
su "cabeza" en el interior de la piel del perro, y pueden provocarle
infecciones. Hay muchas formas diferentes que sirven para eliminar las
garrapatas. Personalmente, mi favorita es esta: usando vaselina, cubrir la
garrapata absolutamente (no hay que tener miedo de tocarla con los dedos,
la parte que "muerde" está dentro del perro). Hay que dejarla bien cubierta. De
este modo, se tapan los poros por donde respira, lo que la obliga a soltarse por
si misma y no se le causan heridas al perro. Unos instantes después de haberla
cubierto bien, se la sujeta con unas pinzas (sirven unas de depilar), y se
dejará llevar. No debe tirarsela a la basura, pues sobrevivirá. Hay que
liquidarla bien (si decides hacerlo aplastandola, ten cuidado, porque
posiblemente esté llena de la sangre que ha chupado al perro y
manchará).
- Piojos.
- Se dan con menos frecuencia que las pulgas, y normalmente
solo en perros callejeros. De todas formas se contagian, también a las personas,
por lo que hay que eliminarlos sin contemplaciones. Sirven los mismos consejos
que para el caso de las pulgas (uso de insecticidas adecuados, baño
antiparásitos, y desinfección del entorno del perro).
- Parásitos de la sarna.
- Son varios grupos de parásitos diferentes. Normalmente no se pueden detectar
hasta que la enfermedad se ha producido, por lo que se necesita intervención del
veterinario. Hasta que éste interviene, limpiar la piel con un antiseptico.
- Higiene y cuidados en la calle.
La calle es el lugar donde
nuestro perro se lo pasa mejor, pero también donde están los mayores riesgos
para su salud. Por tanto, conviene tomar algunas precauciones.
Por
supuesto, no se trata de sacar a pasear al perro encerrado en una burbuja. Tan
solo hay que controlar algunos detalles, cosa que se puede hacer fácilmente y
sin tener que dedicar una atención excesiva. El paseo ha de ser una actividad
placentera, tanto para el perro como para el amo, y si se presta atención, se
evitarán problemas. Por otro lado, los consejos de la siguiente lista son
fáciles de seguir, y acabarán convirtiendose en una actitud inconsciente por
nuestra parte, de modo que tampoco requieren un gran esfuerzo. Veamos:
- En cachorros recién destetados (lo que suele significar recién adquiridos)
hay que evitar el paseo y el contacto con otros perros hasta que el veterinario
les haya puesto su primer lote de vacunas, como mínimo. Es un periodo en el cual
su organismo practicamente no tiene defensas.
- Posibles fuentes de contagio de enfermedades son las deposiciones de otros
perros. La orina y heces de otros perros serán tan "sanas" como el perro que las
haya producido. Ya que, evidentemente, no podemos saber el estado de ese otro
perro, hay que evitar riesgos. Dicho claramente: hay que quitar al perro la
costumbre de hurgar ahí.
Es difícil. Por instinto el perro olfatea orines
y deposiciones, ya que le dan muchisima información acerca del otro animal. En
principio, el que olisquee no es problema. Lo que hay que evitar es la
tendencia a lamer. Esto puede conseguirse en la mayoría de los casos
"castigandole" al primer lametón. De todas formas, si tu perro es macho y
olfatea orina de una hembra en celo, no hay educación que valga y habrá que
apartar al perro por la fuerza.
- Peor aún son las basuras. Nunca se le debe dejar hurgar en ellas. En este
caso, el riesgo para el perro no es mayor que en el caso anterior, pero si lo es
para las personas. La hidatidosis es una enfermedad parasitaria, que al
perro no le afecta, en tanto que solo transporta los parásitos en un momento de
su ciclo de vida, pero luego lo contagia a las personas, para las cuales puede
llegar a ser mortal. Además de las basuras, el perro puede ingerir los parásitos
a traves de las heces de otro perro infectado, con lo que volvemos al caso
anterior.
- En la ciudad, el perro siempre debería de ir atado. No es solo cuestión de
cumplir las ordenanzas legales (que lo exigen). Es que solo si el perro va atado
podremos intervenir rápidamente, mediante un tirón de la correa, para apartarle
de basuras, heces, etc, y para evitar que el perro salga corriendo si algo le
llama la atención (un gato, otro perro, un niño jugando...) y evitar accidentes.
Recordemos que si el perro iba suelto y salta y cruza la calle y es atropellado,
la culpa no será de nadie más que de nosotros.
- Por instinto, un perro macho adulto tendrá tendencia a pelearse con otros
machos, y a intentar montar a cualquier hembra que se lo permita. Una
hembra, pese a ser menos agresiva, también puede querer pelarse con otras
hembras, y si está en celo, dejarse montar por un macho. Solo si van atados les
podremos controlar de inmediato. En el caso de que estas situaciones se
produzcan (por algún motivo no se han podido evitar), esto es lo que se debe
hacer:
- Pelea: Hay que armarse de valor e intentar separarlos. Si uno de los
dos animales es muy inferior, se someterá rápidamente y no habrá más problemas.
Pero como ambos sean dominantes, la pelea es "a por todas", y puede acabar muy
mal.
- Monta: No hay nada que hacer. Hay que esperar a que terminen y se
separen por si mismos. El motivo es que, por circunstancias anatómicas, el macho
no puede salir hasta que ha terminado. Si se intenta separarlos por la fuerza
hay un riesgo muy alto de causar lesiones permanentes tanto al macho (afectando
a su aparato reproductor) como a la hembra (desde desgarros, hasta rotura del
hueso pelviano).
En una hembra en celo, hay que limitar el paseo al tiempo mínimo
imprescindible. Esto solo dura unos días, y se evita el riesgo de que se
produzca una monta indeseada, por no hablar de que la van a perseguir todos los
perros y puede acabar asustandose.
Si sacamos al perro a un parque donde hay cesped y se le puede dejar suelto,
no hay que olvidar, cuando entremos de nuevo en casa, hacerle una pequeña
revisión en busca de garrapatas. Hay que hacer esto también si ha estado jugando
con otros perros.
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